Este cortometraje mezcla poesía visual, música tradicional y danza para retratar la delicada relación entre la huerta y la ciudad.
Nos invita a reflexionar sobre cómo ha sido esta relación en el pasado, cómo ha evolucionado hacia el presente y cómo deseamos que evolucione en el futuro.
Las imágenes surrealistas y los cuerpos en movimiento se suceden en un escenario que transita del paisaje agrario al urbano y viceversa.
La historia se mueve sin palabras, pero con una gran fuerza simbólica que evoca un pasado agrario profundamente desconectado de los ritmos y estilo de vida de las ciudades modernas.
Inspiración
Col 45 nace cuando Alberto Peralta propone a la asociación Esmov participar en el Humus Film Festival, primer festival internacional de cortometrajes sobre el ecosistema huerta-ciudad.
Desde su enfoque en la investigación y divulgación del arte del movimiento, la asociación Esmov acoge la propuesta como una oportunidad para explorar nuevas conexiones entre cuerpo y territorio.
Aunque su orientación principal no es ecológica, varias personas del equipo comparten una sensibilidad personal hacia la sostenibilidad, que permeó el proceso creativo de forma natural.
El proyecto se desarrolló sin una dirección fija, desde una apuesta por la co-creación y la implicación colectiva en todas las fases.
Estilo
La pieza combina recursos de la videodanza con una estética surrealista para explorar la relación entre cuerpo, territorio y memoria.
La música cumple un papel central: la “cançó del llaurador” evoca un pasado agrario en desaparición, mientras que el motete de Palestrina introduce una dimensión espiritual y estructurada, asociada al orden urbano. Ambas conviven en tensión, generando un diálogo entre lo ancestral y lo institucional, lo sensible y lo racional.
El vestuario coloca a los cuerpos atravesados por dos tiempos: arrastran la memoria de un mundo rural mientras habitan un presente urbano. La expresión corporal, la danza, da forma a esta dualidad, haciendo visible lo invisible a través del movimiento.
La narrativa se construye desde lo simbólico y lo sensorial, donde lo onírico y lo irracional emergen como vías para liberar la imaginación y abrir nuevas formas de percibir el entorno. El resultado es un lenguaje visual que no explica, sino que sugiere, y que invita a sentir antes que a interpretar.
Contexto
El cortometraje se graba entre dos espacios que dialogan constantemente a lo largo de la pieza: una pequeña huerta de producción ecológica, l’hort del Poble, y la ciudad, el Grao de Gandía.
Esta elección no es casual. La huerta, gestionada según principios agroecológicos, representa un modelo de agricultura sostenible y de cercanía, donde el cuidado de la tierra y los ritmos naturales todavía tienen cabida. Frente a ella, la ciudad aparece como un espacio ordenado, estructurado, muchas veces desconectado de lo que lo alimenta.
Ambos escenarios sirven como fondo, y también como contenido, de una reflexión más amplia: la relación entre lo rural y lo urbano, entre el cuerpo y el territorio, entre lo que se recuerda y lo que se transforma.
El proyecto se nutre de referencias culturales locales, como la música tradicional y el vestuario de hace un siglo típico de la huerta valenciana (cedido por Pep Fuste), pero las pone en juego desde una mirada contemporánea, crítica y sensible.
COL45 es un canto visual a la huerta valenciana que invita a reconectar con nuestras raíces y crecer hacía un futuro más sostenible.






COL45 dedica este premio a las personas y colectivos que lo hicieron germinar y crecer:
Micorrizas (quienes han apoyado y colaborado con el proyecto):
Alberto Peralta y todas las personas que hacen posible el festival (organizadores, público y todos los participantes). Gracias por poner el foco en un tema que afecta a nuestra salud, la salud del medio ambiente y la de nuestras relaciones.
Asociación Esmov arte del movimiento. Gracias por dar apoyo y soporte a todo tipo de iniciativas relacionadas con la danza y el movimiento.
Pep Fus. Gracias por ceder tu maravilloso vestuario de la huerta valenciana de hace cien años.
Juan Fleche y Marta Lorenzi. Gracias por darle los últimos retoques y que luzca más profesional.
L’hort del poble (Carlos Ortiz y Salva Gregori). Gracias por dejarnos grabar en vuetra huerta y sobre todo, porque pese a las dificultades siguen apostando por una producción ecológica y de cercanía, apoyando un modelo social más sostenible, sano, justo y humano.
Simbiontes (quienes han creado juntas, coexisten y coevolucionan):
Angélica Fossemo, Victoria Barona, Julia Fernández, Adrián Jiménez, Ailén Cereso, Fabián Llisterri y María Lobato. Gracias por sembrar esta col y regarla con sensibilidad, dedicación y entusiasmo.